viernes, 1 de octubre de 2010

Cousas de todos os días


Mixa, o gatiño branco era fillo dela a outra gatiña foi adoptada


Unha señora do barrio, a típica que non perde a misa ningún día, á que encontras a calquera hora na rúa murmurando e facéndolle traxes á medida a calquera veciño. Entra no supermercado, despois de estar falando na rúa, e vai pedíndolle a todo o mundo que a deixe pasar que anda moi apurada.

Unha moza cun neno de uns 3 anos, déixaa pasar diante, e a muller moi amable, fálalle ao rapaz e pregúntalle como se chama; como o neno non contesta, a moza dille "chámase Andre". A muller engurra o nariz e dille "será Andrés", "non", contesta a moza "é André". Entón a muller dille "Pues si vivís aquí tenéis que usar los nombres que tenemos aquí, que eres familia del que está pidiendo en la puerta"?

A moza non contestou, simplemente preferiu ignorar o comentario, eu quedeime coas ganas de pór a "zugacirios" no seu lugar, pero optei por ignorala tamén.


Hai tempo na porta do supermercado estaban sempre 3 ou 4 mendigos, normalmente romaneses, un día chegou o que está agora, autóctono, e non sei o que fixo, pero botou aos outros e quedouse el só co negocio.


Chega as 9 da mañá e vaise pola noite, ás veces fai un descanso e vai tomar un café ao bar ou a mercar tabaco. Segundo lle contou a unha das miñas fillas, que se interesou pola súa vida, está a sacar diariamente uns 100 €. Ninguén diría que está a pedir, el ponse na porta, como se fose o porteiro e axuda de cando en vez as persoas maiores que van con moita carga.
Este home chámase André e é galego.



-> Versión en castelán



Una señora del barrio, la típica que no pierde misa ningún día, a la que encuentras a cualquier hora en la calle murmurando y haciéndole trajes a medida a cualquier vecino.


Entra en el supermercado, después de estar hablando en la calle, y va pidiéndole a todo el mundo que la deje pasar que anda muy apurada.
Una chica con un niño de unos 3 años, la deja pasar delante, y la mujer muy amable, le habla al niño y le pregunta cómo se llama; como el niño no contesta la joven le dice "se llama Andre". La mujer arruga la nariz y le dice "será Andrés", "no", contesta la joven "es André".

Entonces la mujer le dice
"Pues sí vivís aquí tenéis que usar los nombres que tenemos aquí, ¿qué eres familia del que está pidiendo en la puerta"?

La joven no contestó, simplemente prefirió ignorar el comentario, yo me quedé con las ganas de poner a la "chupacirios" en su lugar, pero opté por ignorarla también.



Hace tiempo en la puerta del supermercado estaban siempre 3 o 4 mendigos, normalmente rumanos, un día llegó el que está ahora, autóctono, y no sé lo que hizo, pero echó a los otros y se quedó él sólo con el negocio.


Llega a las 9 de la mañana y se va por la noche, a veces hace un descanso y va a tomar un café al bar o a comprar tabaco. Según le contó a una de mis hijas, que se interesó por su vida, está sacando diariamente unos 100 € . Nadie diría que está pidiendo, él se pone en la puerta, como si fuera el portero, ayuda de vez en cuando las personas mayores que van con mucha carga.
Este hombre se llama André y es gallego.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

A tía Porreta


Onte cando estaba a coller figos para os meus cabalos, pasaron pola miña mente recordos da miña infancia, sen dúbida un claro síntoma de que me estou facendo vella.

Cando era unha meniña na miña aldea vivía unha velliña que tiña por alcume a tía Porreta.

A carón da súa casa, os meus avós tiñan unha figueira que ao redor do tronco saíanlle moitos gromos, eu metíame no medio a coller figos, cando os había, e a vixiar o que facía a pobre da muller que vivía soa.

Sempre pensei que era unha bruxa e que traía rapaces metidos no saco branco que sempre puña ás costas cando ía a algún lugar.

Pasaba longas temporadas na capital e cando volvía ela e o seu saco, este sempre ía moi avultado. Imaxino que ela sabía que eu a vixiaba e sempre que me vía dicíame "vén aquí rapaza que te meto no saco" .

Eu saía correndo a esconderme na casa e pasaban días ata que me atrevía de novo a ir vixiar.


Esta poesía é de
Filomena Dato e ten a virtude de que cando a leo, póñolle "á bruxa" a imaxe que a miña memoria conserva da tía Porreta.

A BRUXA

Pobre velliña eslombada
baixo do peso dos anos,
que quizais desenganos
aumentaron e o pesar.

Negra, fraca e consumida
pola fame e a tristura
esa infeliz criatura
case que cega de chorar.


Vive soa cos pesares
sen que ninguén a condoia,
só o pau en que se apoia
fai compaña a súa dor.

Todos a miran de esguello
e foxen cando ela pasa,

e non hai choza nin casa
onde non inspire horror.

Nunca fixo mal á ninguén;
mais se se pon un meniño
pouco á pouco mirradiño,
sempre ela culpa ha de ter.


Ela leva a culpa toda
se algún gando enferma ou morre:
e nin ninguén a socorre,
nin ninguén a pode ver.


E a infeliz namentres tanto,
que é de todos maldicida

ponse á pensar que na vida

sempre lle tocou sufrir.

Cando era moza era probe
e fea e ninguén a miraba,
ningún mozo a cortexaba
e en vez de se divertir nas festas,
choraba sempre
bagoas
que ninguén vía
planta ardente
que caía
enriba do corazón.
E agora que é vella
e se atopa
sen agarimo nin amparo,
aldráxana sen reparo,
ninguén lle ten compaixón.


->Versión en castelán

Ayer cuando estaba cogiendo higos para mis caballos, pasaron por mi mente recuerdos de mi infancia, sin duda un claro síntoma de que me estoy haciendo vieja.

Cuando era una niña en mi aldea vivía una viejecita que los vecinos le tenía el apodo de "la tía Porreta".

Junto a su casa, mis abuelos tenían una higuera que alrededor del tronco le salían muchos brotes, yo me metía en medio a coger higos, cuando los había, y a vigilar lo que hacía la pobre mujer que vivía sola.

Siempre pensé que era una bruja y que traía niños metidos en el saco blanco que ponía a las espaldas cuando iba a algún lugar. Pasaba largas temporadas en la capital y cuando volvía ella y su saco, este siempre iba muy abultado.

Imagino que ella sabía que yo la vigilaba y siempre que me veía me decía "ven aquí niña que te meto en el saco" .

Yo corría a esconderme en casa y pasaban días hasta que me atrevía a volver a ir a vigilar


Esta poesía es de Filomena Dato, cuando la leo, le pongo a la bruja la imagen que mi memoria conserva de la tía Porreta.

La versión original original en esta dirección: http://bvg.udc.es/paxina.jsp?id_obra=FoPoGa++1&alias=Filomena+Dato+Muruais&id_edicion=FoPoGa++1001&formato=texto&pagina=20&cabecera=%3Ca+href %3D%22ficha_obra.jsp%3Fid%3DFoPoGa++1%26alias%3DFilomena+Dato+Muruais%22+class%3D%22nombreObraPaxina%22%3EFollatos%3C%2Fa%3E&maxpagina=47&minpagina=1

La BRUJA

Pobre
viejecita encorvada
bajo el peso de los años,
que quizás desengaños
aumentaron y el pesar.

Negra, flaca y consumida
por el hambre y la tristeza
esa infeliz criatura
casi qué ciega de llorar.

Vive sola con los pesares
sin que nadie se
compadezca,
sólo el palo en que se apoya
hace compaña a su dolor.

Todos la miran de soslayo
y huyen cuándo ella pasa,
y no hay choza ni casa
donde no inspire horror.

Nunca hizo mal a la nadie;
mas si se pone un niño
poco a la poco muy delgado,
siempre ella culpa ha de tener.

Ella lleva la culpa toda
si algún ganado enferma o muere,
y ni nadie la socorre,
ni nadie la puede ver.


Y la infeliz mientras tanto,
que es de todos maldecida
se ponen a pensar que en la vida
siempre le tocó sufrir.

Cuando era moza era pobre
y fea y nadie la miraba,
ningún joven la cortejaba
y en vez de divertirse en las fiestas,
lloraba siempre lágrimas
que nadie veía planta ardiente
que caía encima del corazón.
Y ahora que es vieja
y se encuentra sin cariño ni amparo,
ultrajada sin reparo,
nadie le tiene compasión.

lunes, 27 de septiembre de 2010